Mi querido Tom (II)

Lo sé, me he dejado atrapar por la oscuridad. Dejé de luchar en mitad del trayecto, ante la bifurcación que me obligaba a elegir un camino que no estaba segura de querer seguir. Los días, que son ahora interminables horas, se tornan grises. Las heridas se acumulan en mi corazón, creando una hemorragia cada vez mayor. 

Entretanto, mi querido Tom intenta hallar sonrisas capaces de alentarme, ¡buscando incluso en corazones foráneos! Él, tan cándido, cree que su felicidad todo lo cura. Su realidad difiere bastante de la mía, ya que él encuentra esperanza en donde yo únicamente siento una angustia que me oprime el pecho. Sus ojos interrogan a los míos con el propósito de averiguar la causa de tanta oscuridad y yo, con precaución, intento evitar la enjundia del asunto. Mi intención dista mucho de preocupar a una persona que lo significa todo para mí. 

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